Durante este período de  introducción de sólidos, que va desde los 6 a los 12 meses, necesitamos mucha paciencia y constancia. Las necesidades del bebé empiezan a cambiar e incluso la situación de la madre cambia también, ya que tiene que incorporarse a su anterior vida laboral. Tenemos que ser conscientes de las prioridades, de lo que realmente importa en nuestras vidas y asistir a nuestro bebé tanto como sea posible. Es un momento que pocas veces se repite en la vida, por lo que puede ser tomado como una gran oportunidad de gozo y amor.

El bebé tiene que empezar a dar sus primeros pasos en la nutrición más allá de la leche materna. Tenemos que tener paciencia y dedicación para enseñarle los primeros sabores y alimentos, y estimular de esta manera a su sistema digestivo para que comience a funcionar y a adaptarse a los sólidos. 

Nuestra postura es la de alargar la leche materna tanto como se pueda, pero también se puede destetar al bebé al año de vida. A veces deseamos un escenario pero surge otro diferente. Tenemos que aprender a ser flexibles, a fluir con la vida y a respetar los ritmos normales de la naturaleza y de nuestros hijos. Vayamos observando y haciendo los cambios necesarios para nuestros bebés, teniendo en cuenta que cada niño es único.

Es posible que durante todo este proceso de destete haya idas y venidas. Algunas veces el lactante acepta un sólido y en otra oportunidad los rechaza. Esas regresiones son normales y nunca debemos desanimarnos. El bebé está probando, experimentando y él o ella también tiene sus propios ritmos. No te desanimes cuando tu bebé rechace la primera cucharada, escupa o incluso vomite. ¡Es completamente normal! Pero ante este escenario, no recurras al pecho como solución rápida al problema. Tienes que armarte de paciencia y volver a insistir pero sin forzar, que sea algo natural, acompañado con unas palabras de amor y gestos de cariño, palabras positivas. Para el destete, debemos darles un alimento parecido a la leche materna para que el lactante tenga una transición fácil y no le cause problemas digestivos. La leche materna es rica en carbohidratos, proteínas, grasas y dulce. De esta manera tiene que ser el alimento que le daremos al principio, y por eso comenzaremos con la leche de cereales hecha en casa. También es importante introducir los nuevos ingredientes de uno en uno para observar la reacción del sistema digestivo del bebé.

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