Vamos a ayudar al bebé con una transición nutricional equilibrada, partiendo de la leche materna como el alimento principal, hacia una amplia variedad de alimentos que primero complementen y luego se conviertan en los principales. Queremos que el bebé logre desarrollarse adecuadamente con una dieta variada y completa, basada principalmente en cereales integrales, verduras, legumbres, frutos secos, semillas, aceites, algas marinas, y un poco de frutas, pescados y huevos de forma ocasional.
El destete es el fin de la lactancia de nuestros bebés, y comienza con la introducción de los alimentos complementarios (manteniendo la lactancia materna) y finaliza cuando estos reemplazaron por completo la leche materna.
Como norma general, para la gran mayoría de los bebés y más allá de las modas, recomendamos comenzar a introducir gradualmente alimentos sólidos en la dieta del bebé a partir de los 5 meses y medio o 6. Se considera que este momento es el oportuno porque su sistema digestivo suele estar preparado para recibir sus primeros alimentos sólidos, pero no antes.
Por otro lado, en este periodo suelen aparecer los dientes del bebé, un mensaje de la naturaleza que nos indica que podemos comenzar a darles alimentos. Los alimentos además estimularán las encías y el crecimiento de los dientes.
Es importante añadir que la calidad de la leche materna comienza a declinar, muchas veces por las circunstancias de la propia madre, ya sea porque se incorpora al trabajo o por otras cuestiones familiares, que no puede dormir bien o una noche entera… todo este cansancio y estrés reduce la calidad de la leche.
Además de lo dicho, el bebé comienza a interesarse por la comida de los adultos. Desea comerla, quiere agarrar todo y probar… pide la comida, la observa atentamente, quiere explorar, le llama la atención.
Finalmente, otro signo de la necesidad de comenzar con los sólidos es ver que nuestro hijo queda insatisfecho, despertándose inquieto y a menudo durante la noche porque tiene hambre. La función de los alimentos complementarios es para que los bebés queden satisfechos y tengan todos los requerimientos nutricionales para crecer correctamente.
La naturaleza habla y debemos escucharla. Por tanto, todas estas señales indican que debemos comenzar con el destete a partir de los 6 meses, pero no antes. Es lo que nosotros recomendamos, siguiendo la observación de la naturaleza, nuestra propia experiencia como padres, siguiendo las tradiciones más antiguas y por lo que hemos experimentado con otros asesorados, amigos y familiares. Debemos comenzar a incluir los primeros sólidos alrededor de los 6 meses y continuar alimentando al bebé con leche materna tanto como se pueda.
Siempre debemos recordar que la leche materna es el alimento más completo para un bebé. Posee toda la nutrición y la energía que el bebé necesita para crecer. Los alimentos sólidos tienen al principio una función de complementación, pero cuando más podamos retrasar el destete definitivo, mejor nutrido estará nuestro bebé.
Sin embargo, los alimentos que comencemos a introducir van a suponer un aporte extra en nutrientes que también tenemos que considerar.
Lo ideal sería hacer un proceso gradual que considere a la leche materna como el alimento principal y a la comida como un complemento, hasta llegar al punto contrario y, posteriormente, al destete definitivo. De hecho, algunas mamás siguen dando el pecho hasta que el niño tiene dos o tres años, siendo la leche materna un alimento complementario hasta que se produce el destete total.
En ningún caso vamos a hacer un cambio brusco o repentino, siempre que sea posible. Iremos sin agobios ni prisas, haciendo los cambios de una manera equilibrada, gradual y respetando la demanda de nuestro bebés, los seres más importantes de nuestra vida. No tenemos que aferrarnos a la idea de querer amamantarlos para siempre, porque continuaremos con ese vínculo afectivo a través del juego o del cariño, pero tampoco podemos quitarles el pecho de un día para otro. Está claro que es necesario ayudar al sistema digestivo de nuestro bebé para que se adapte a los sólidos, pero siempre tiene que ser poco a poco.
A partir del año, el bebé debería poder comer casi los mismos ingredientes que sus padres, y la leche materna tendría que ser un complemento. Sin embargo, estos alimentos deberán ser cocinados de forma muy diferente, atendiendo a las cualidades energéticas del bebé, pero con toda la variedad de la cocina de los adultos.
Cuando comenzamos a introducir los alimentos, el niño o la niña empieza gradualmente a acostumbrarse a los purés y al arte culinario, pudiendo llevar 6 meses de práctica hasta que los incorpora completamente. Siempre continuaremos dando el pecho siendo esta la principal fuente de alimentación hasta que el bebé alcance el año.