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¿Nos conviene comer frutas?


Antiguamente se consumía fruta como un dulce de verano, ya que la fruta solo aparece con las temperaturas más altas, y era consumida generalmente por los niños. Esto era así de forma tradicional, pero ahora existe una gran industria de la fruta a nivel mundial que nos provee de frutas durante todo el año y de todos los rincones del continente, yendo en contra del sentido común y de los ritmos naturales.

Que la fruta sea natural no significa que sea saludable. Tiene vitaminas, minerales pero también fructosa. La fructosa va al hígado y este la convierte en grasa, se produce un aumento de los triglicéridos. Engordamos y la grasa produce resistencia a la insulina, aumenta la glucosa en sangre porque la insulina no puede trabajar por la grasa que ejerce resistencia. 

Nos sentimos atraídos por las frutas porque son un alimento extremadamente yin. Sentimos placer sensorial porque es un dulce extremo instantáneo que dota de placer a nuestro cerebro. Sin embargo, debemos ser sabios y conocer cómo nos afectan las frutas en términos energéticos y nutricionales.

La fruta es mayoritariamente agua y fructosa. La fibra de la fruta está en la piel. Los ácidos grasos esenciales están en las semillas. Por tanto, como se suele pelar la fruta por estar llena de pesticidas, lo que consumimos es una alta concentración de fructosa con agua.

La fructosa está en las frutas y en las verduras dulces (en muy poca cantidad) como zanahoria o calabaza. Todos los carbohidratos se transforman en glucosa menos la fructosa que tiene una estructura diferente. La fructosa se transforma en alcohol en el hígado. Nunca entra a la célula, por eso no nutre. Las células se nutren de glucosa. En cambio, la fructosa como es un alcohol acaba en el hígado y en el cerebro, los dos lugares donde ataca.

La fructosa produce la resistencia a la insulina aunque no de la misma manera que otros azúcares como la sacarosa (en este caso la resistencia se produce por exceso de glucosa). En cambio, la fructosa produce alcohol en el hígado, hígado graso, entonces esta patología del hígado hace que la glucosa y la insulina también se alteren porque hígado, estómago y páncreas funcionan a la vez. 

El científico Robert Lustig estudió la fructosa y descubrió que no sube la glucosa pero siguiendo la ruta, la fructosa va al hígado donde produce alcohol y esto ocasiona las mismas enfermedades que el alcohol: cirrosis hepática no alcohólica, síndrome de la resaca no alcohólica (levantan con dolores de cabeza) y resistencia a la insulina.

El exceso de fructosa produce la obesidad porque la fructosa afecta a dos hormonas importantes: la del hambre y la de la saciedad (leptina). Además inhibe el triptófano, que es un aminoácido importante cuya carencia produce depresión. La fructosa te da una sensación de placer al producirse el alcohol en el hígado pero a la media hora te hundes y vuelves a la tristeza, con pocas ganas de hacer cosas.

La fructosa inhibe la alcalinidad del intestino. Cuando en el intestino no tenemos un medio suficientemente alcalino no se produce la serotonina, que se produce en el intestino. Lo mismo cuando comemos alimentos excesivamente ácidos. La serotonina es lo que genera las hormonas de la felicidad como la dopamina, que son segregadas SÓLO si hay serotonina.

El primer cerebro es el estómago, el segundo el intestino y el tercero es cerebro físico. Tanto el estómago como el intestino están llenos de neuronas. Las frutas provocan fermentación alcohólica en el estómago. ¿De dónde sale el vino y la sidra? Son azúcares. El alcohol daña las células hepáticas y ya no se regeneran. Los mismos efectos que produce el alcohol los produce la fructosa.

Las frutas producen frío y humedad. En términos energéticos, las frutas son muy yin. Enfría totalmente el cuerpo, por eso la naturaleza nos la da en verano, y sobre todo enfría el estómago, apaga nuestro fuego digestivo.  Según la Medicina Tradicional China, la fruta enfría todo el sistema digestivo, produce mucha humedad en el páncreas y una de las razones por las que el páncreas deja de secretar insulina es por la gran cantidad de humedad que generamos en nuestro sistema digestivo. 

Es un dispersante de la energía, activa la periferia del cuerpo, la fruta tiene una energía de dispersión (cualidad yin) enviando toda la energía del cuerpo a la piel, sacando muchas bacterias del cuerpo en forma de acné, eczemas, granos. No es el causante de problemas de piel pero empuja las toxinas hacia afuera. Si no comemos frutas, esas toxinas pueden desecharse internamente vía orina, no vía piel, arruinando la piel llenándola de manchas, lunares, granos, sarpullidos, eczemas.

La fruta es muy yin, cura solo las enfermedades muy yang, empeorando las enfermedades yin.

La fruta es un relajante muscular que nos quita mucha energía. No devuelve el tono muscular. Pasa de relajación a laxitud. Solo es conveniente comerla si estamos agarrotados. NO RECOMENDADA PARA EL MUNDO DEPORTIVO. La fruta jamás produce energía yang, aunque la cocinemos.



¿Aspectos positivos?

La fruta actúa como drenante, desintoxicante para personas que comen mucha proteína animal o que necesitan eliminar toxinas. Pero es recomendable un uso medicinal, poca cantidad y muy de vez en cuando.

El alcohol es un disolvente, dispersante. Cuando tenemos un estancamiento de energía, el alcohol reparte la energía, desbloquea al instante, por eso en la Medicina Tradicional China se usa el Sake. Podemos usar el alcohol o las frutas para drenar como medicina. SOLO UN TRAGO DE ALCOHOL ES BENEFICIOSO. UN SOLO BOCADO DE FRUTA TAMBIÉN. Cuatro veces al año un trago de alcohol, como algo excepcional, puede ser positivo.

Las frutas más cercanas al suelo (más yang) tienen menos grado de fructosa que las más elevadas (más yin) como las tropicales. Las tropicales las más altas en fructosa, en cambio fresas, frutos del bosque, manzana verde las más bajas. Personas con problemas de diabetes y sobrepeso no deben comer frutas.


Recomendaciones

Siempre es mejor comerlas solas, con el estómago vacío. Si las mezclamos que sea con verduras que tienen fructosa como manzana y zanahoria, pero no con verduras que no tienen fructosa como las verdes, porque la fructosa anula el efecto beneficioso de estas.

En un picadito de perejil y cualquier aromática tenemos más vitamina C que en una naranja. La naranja es un vasodilatador de la circulación de las piernas, produciendo varices. Y la vitamina A, otra de las vitaminas importantes en las frutas, se puede encontrar en innumerables alimentos que no sean frutas. 

El aguacate es una fruta con muy poca fructosa y con grasa saturada. No para comer todos los días.

Las frutas no maduras son indigeribles. En las cámaras de maduración les ponen gas etileno para que maduren, una sustancia altamente cancerígena que se acumula en su piel, por eso es fundamental comer frutas orgánicas, sin pesticidas y siempre lo más maduras posible. Si no comemos orgánico, necesitamos pelarla para evitar los químicos de la industria.

Otro aspecto importante es tener en cuenta el momento del año. En verano, podemos tomar algo más de fruta, pero si los inviernos son fríos, tenemos que comenzar a reducir el consumo a partir del otoño al mínimo posible y evitarla completamente durante el invierno.

Las frutas son deliciosas y podemos incluirlas en nuestra dieta en mínimas cantidades. No hay alimentos prohibidos, ni buenos ni malos. Cada alimento tiene una energía y debemos conocerla para poder decidir con conciencia. Nuestra recomendación es que tomes frutas locales y de temporada en muy poca cantidad y de forma muy ocasional. Incluso puede ser una buena barrera como alternativa a azúcar y dulces extremos de la industria, para cuando tengas deseos grandes de mucho yin.

En cambio, si necesitas recuperar la energía, bajar de peso, resolver enfermedades yin o yanguizarte, debes suprimir completamente el consumo de frutas. Todo depende del resultado que queramos conseguir para nuestra vida. No actuaremos desde la prohibición ni desde el placer sensorial, sino desde la comprensión del Orden del Universo, tomando conciencia de toda la información que acabas de aprender en esta unidad y actuando de la forma más inteligente para potenciar tu salud.

A nivel nutricional, si quitáramos la fructosa de la fruta, nos quedaría el agua, fibra, antioxidantes, minerales y vitaminas que son perfectamente adquiribles en el resto de los alimentos que te proponemos en la dieta macrobiótica. Se puede encontrar todo lo bueno de la fruta en cereales integrales, legumbres, verduras, semillas, algas y frutos secos son necesidad de consumir fruta y tener que padecer el efecto de la fructosa en nuestro cuerpo.


TAREA DE ESTA UNIDAD

✍ Después de leer esta unidad, ¿podrías contar con tus palabras cómo actúa la fructosa en nuestro cuerpo? Toma, además, un tiempo para reflexionar sobre cuál será tu estrategia a partir de ahora. ¿Cómo es tu condición de salud y qué es lo que más te conviene? ¿Cómo vas a incluir la fruta en tu menú semanal?

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