INSTITUTO MACROBIÓTICA ZEN

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El descanso y la relajación profunda

Como reza un adagio, hasta el más vigoroso caballo de carreras se destripa si no para. Hay que saber parar, saber alternar la acción con la inacción, la actividad con la inactividad. Pocas personas saben parar. Descansar no es solamente echarse en un sofá o tumbarse bajo un árbol. Si continúa funcionando la mente sin parar, con todo su engorroso parloteo, el descanso es muy parcial. El descanso más renovador y lenitivo es el que consiste en la detención consciente del cuerpo y de la mente, lo que incluso favorece el metabolismo, la acción cardíaca, la renovación de energías y el bienestar psicosomático en general.

Hay que entender por descanso el contacto con la naturaleza, el refrenar la actividad psicosomática, el identificarse con motivaciones inspiradoras, el encuentro con seres queridos para compartir y departir, el reposo en general y desde luego la relajación profunda, que es una herramienta preciosa para poder liberarse de tensiones neuromusculares y dejar la mente en un estado de apacibilidad.

La relajación profunda es una técnica muy antigua y de extraordinario valor. Es además muy agradecida y relativamente sencilla si uno la practica con cierta asiduidad. Su relación de efectos positivos verificados es muy grande, entre otros:

-Reduce la tensión física, mental y emocional.

-Previene o ayuda a combatir la irritabilidad, la neurosis funcional, la neurastenia, diversas úlceras, insomnio, fatiga, depresión, agotamiento, fobias, anomalías emocionales, tics, asma, estreñimiento, aerofagia, dispepsia, cefaleas, etc.

-Combate la hipertensión, porque al generar una vasodilatación general en todo el cuerpo y tranquilizar el sistema nervioso, regula la presión arterial y la mantiene en buenos niveles.

-Previene el infarto de miocardio, puesto que el corazón opera a un ritmo más lento y mejora su función de bombeo.

-Neutraliza la tensión que generan las sociedades competitivas y estabiliza emocionalmente.

-Mejora y armoniza la coordinación del cuerpo y de la mente, equilibrando sus conexiones.

-Regula el sistema parasimpático y disminuye la cantidad de adrenalina que circula por la sangre.

-Filtra las influencias indeseables del entorno.

-Facilita un mayor aprovechamiento de todas las energías, evitando su dispersión o consumo innecesario.

-Colabora en la resolución de conflictos internos y facilita el acercamiento eficaz a uno mismo.

-Estabiliza la acción respiratoria y aumenta la capacidad de resistencia del organismo.

-Cultiva la atención mental pura y favorece un saludable autocontrol.

-Es de utilidad en situaciones difíciles: convalecencia, momentos de máxima tensión, disgustos profundos.

-Ayuda combatir eficazmente el estrés y la ansiedad.

-Refrena la fatiga crónica y el abatimiento.

Ejercicio de relajación profunda

La mejor manera de comenzar a entrenarse en la relajación consciente y profunda consiste en tumbarse de espaldas en una superficie ni demasiado dura ni demasiado blanda, en una estancia a media luz y donde en la medida de lo posible reine el silencio. Una vez tumbado, se coloca la cabeza en el punto de mayor comodidad (se puede uno también servir de un cojín) y se sitúan los brazos a ambos lados del cuerpo sobre el suelo, dejando las piernas ligeramente separadas. Se toma en primer lugar conciencia de los pies y de las piernas y se tratan de aflojar tanto como se pueda; después se procede igual con el estómago y el pecho, las nalgas y la espalda, los brazos, el cuello y las distintas partes de la cara.

El siguiente texto lo suele utilizar el maestro Ramiro Calle con sus alumnos. Podemos utilizarlo mentalmente por nosotros mismos o también otra persona nos puede ayudar con su voz, pero si uno practica por sí mismo, no es necesario el texto, sino ir sintiendo progresivamente las diferentes zonas y soltando.

Éste es el texto:

«Dirige la atención mental a los pies y a las piernas y relaja todos los músculos de estas zonas. Todos los músculos de los pies y de las piernas se van poniendo flojos, muy flojos, completamente flojos, relajados; sueltos, muy sueltos, completamente sueltos, abandonados. Asimismo se van aflojando todos los músculos del estómago y el pecho. Los músculos del estómago y del pecho se sumen en un estado de profunda relajación, profunda relajación. A medida que estos músculos se van relajando, también lo van haciendo los de la espalda, los brazos y los hombros. Todos los músculos de la espalda, los brazos y los hombros, flojos, muy flojos, relajados, más y más relajados. Los músculos del cuello, blandos y suaves, sin tensión, sin rigidez, sin tensión, sin rigidez. La mandíbula, ligeramente caída, floja y suelta, abandonada; los labios, flácidos; las mejillas, blandas; los párpados, profundamente relajados; la frente y el entrecejo, alisados, sin tensión. Y todos los músculos del cuerpo se van aflojando más y más profundamente; más y más profundamente. Todos los músculos en un estado de profunda relajación, profunda relajación, profunda relajación».

La sesión de relajación puede durar de diez a veinte minutos. Con la práctica cada día se van consiguiendo grados mucho más profundos de relajación y, por lo tanto, más benéficos, lo que favorece tanto el cuerpo como la mente. Cuando uno ha aprendido a relajarse tumbado, puede hacerlo perfectamente sentado y poco a poco se va consiguiendo la que denominamos «respuesta de relajación», que se puede obtener en cualquier momento y circunstancia.

TAREA DE ESTA UNIDAD

✍️ Toma ahora 15 minutos para practicar la relajación profunda.

✍️ Activa un recordatorio en tu teléfono o incluye esta práctica en tu rutina semanal.

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