Una de las reflexiones más profundas que surgen al comenzar un camino de alimentación consciente es el desafío de mantener nuestras decisiones en entornos sociales. Me ha pasado muchas veces que mis alumnos comparten sus experiencias de sentirse excluidos o incomprendidos por sus elecciones alimentarias en reuniones con amigos o en eventos de trabajo.
Este es un tema que siempre sale en mis grupos de trabajo y por eso me gusta tanto y me parece tan importante aprender en grupo, porque nos sentimos comprendidos y arropados. Nos damos cuenta de que no estamos solos, aprendemos estrategias para lidiar con estos problemas, consolidamos hábitos saludables y así salimos reforzados.
Por ejemplo, en la edición especial de mi programa Come Bien Para Siempre, una alumna contaba en el grupo lo difícil que fue para ella rechazar un vino en una cena con amigas, o incluso evitar ciertos platos que sabía que no le harían bien. Tuvo que mentir con una excusa inventada para no parecer rara. Comentaba que todo lo social parecía girar en torno a la comida y el placer momentáneo que esta genera, lo que la hacía sentir excluida por no seguir esos mismos hábitos.
Otros participantes del programa le contestaron para darle apoyo porque también se sintieron identificados. Por ejemplo, otra alumna, encontró una forma de lidiar con esta situación: en un cumpleaños familiar, simplemente no dio explicaciones y eligió lo que mejor se adaptaba a sus necesidades, evitando justificar cada decisión. Otro comentario que me resonó fue de una tercera alumna: «Tú come lo que quieras, que de lo que como yo, ya me encargo yo». Esta es una gran lección de respeto y evolución personal.
Es en estas experiencias donde podemos conectar con las palabras del maestro Osho, quien decía que la individualidad nos la otorga la existencia, mientras que la sociedad nos impone una personalidad que, muchas veces, nos convierte en «ovejas» en lugar de «leones». La sociedad tiende a presionar para que nos ajustemos a sus normas, lo cual puede hacer que nos sintamos cómodos a corto plazo, pero nos aleja de nuestra verdadera esencia. La verdadera libertad y autenticidad están en reconocer que somos leones, capaces de caminar en solitario si es necesario, con el fin de mantener nuestra integridad y nuestras elecciones.
Cuando elegimos alimentarnos de manera consciente y saludable, también elegimos alejarnos de ciertos patrones impuestos. Esto puede hacernos sentir excluidos de ciertos grupos, pero también abre la puerta a nuevas conexiones, a nuevas personas y círculos que comparten nuestros valores. La alimentación, en este caso, se convierte en un espejo de nuestras decisiones más profundas y una manifestación de nuestra libertad personal.
Tal como les dije a mis alumnas, «te sientes excluida de un grupo, pero aquí con nosotros estás muy incluida». Todos estamos en diferentes etapas de evolución, y aprender a respetar tanto nuestras decisiones como las de los demás es clave para avanzar.
Con el tiempo, notamos que, al cambiar nuestra forma de vivir y alimentarnos, nuestro entorno también cambia. Comenzamos a rodearnos de personas y situaciones que reflejan nuestras nuevas elecciones. De esta manera, «somos lo que comemos», no solo en el sentido físico, sino también en la energía y las personas que atraemos a nuestras vidas.
Al final, como leones, podemos caminar solos si es necesario, confiando en que siempre encontraremos un camino y una tribu que se alineen con nuestra esencia y valores. Este es el aprendizaje detrás de esas situaciones cotidianas que enfrentamos cuando decidimos cuidar de nuestra salud y ser fieles a nosotros mismos.
Me encanta Mariano, gracias por tanto, sigue compartiendo tu sabiduria con nosotros.
Qué bonito mensaje, Mariano. Es tan cierto que en los ambientes sociales muchas veces nos sentimos obligados a “encajar”, incluso a costa de nuestra salud y bienestar. Encontrar un grupo de personas con intereses similares ayuda muchísimo a reforzar nuestras decisiones y a darnos ese apoyo que a veces hace falta. Gracias por recordarnos que ser “leones” vale la pena.
Yo he pasado por eso también! Cada vez que digo que no quiero beber o que prefiero algo saludable en una cena, todos se me quedan mirando raro, como si fuera una ofensa! Creo que lo que dices tiene mucha razón, al final uno debe rodearse de personas que entiendan y respeten tus decisiones, sin juzgar.
Me encanta, lo he compartido en wuasap con mi hermana, le vendra bien