¿Sabías que los habitantes de Okinawa son los más longevos del planeta? Mientras en otras partes del mundo seguimos acumulando estudios, suplementos, dietas de moda y consejos contradictorios, ellos llevan generaciones aplicando un principio simple y profundo: Hara Hachi Bu. Comer hasta estar al 80%.
No hasta reventar. No hasta que la comida “ya no entre más”. No hasta quedarse dormido en el sofá. Hasta el 80%. Ni un bocado más.
¿Y qué comen los más longevos del mundo? ¿Cinco huevos al día como dicta cierta dieta popular? ¿Tres litros de agua diarios, aunque no tengan sed? ¿Batidos de proteína, superfoods traídos del Amazonas o snacks de tofu con sabor a bacon?
Nada de eso.
Aunque en Okinawa comen arroz blanco desde hace siglos, nosotros hoy tenemos conciencia de que el integral es una opción más completa. Si sumamos su ejemplo con nuestro conocimiento actual, tenemos aún más oportunidades de vivir con salud y equilibrio.
Su dieta es sencilla: arroz, verduras de temporada, legumbres como el azuki y soja fermentada, algas, té kukicha, y poca proteína animal, eligiendo principalmente pescado y mariscos. Como ves, es una dieta puramente macrobiótica que nosotros podemos completar con la versión integral del arroz y usar otros cereales integrales.
Sobre todo, no hacen cenas abundantes. Y lo más importante: no comen hasta llenarse. Comen lo justo. Con atención. En calma.
Esto no es una moda. Es una cultura. Y los resultados son innegables: menos enfermedades, más vitalidad, son los más longevos del mundo, y no solo eso: tienen una gran calidad de vida. Siguen cultivando su huerto a los 90 años. Caminan, se relacionan, bailan. Okinawa no es el único caso. Las llamadas “zonas azules” —pueblos longevos del mundo— tienen algo en común: la alimentación gira en torno a cereales integrales, legumbres, verduras cocinadas, poca carne. Civilizaciones enteras vivieron siglos alimentándose de mijo, arroz, cebada, maíz o trigo, acompañados de vegetales locales. ¿Casualidad? Lo dudo.
Otro ejemplo son los Hunza, un pueblo que habita en los valles del norte de Pakistán, conocidos por su longevidad, fortaleza y vitalidad incluso en edades avanzadas. Durante generaciones han seguido una dieta sencilla, basada sobre todo en cereales integrales como el trigo y la cebada, frutas frescas (especialmente albaricoques), legumbres y muy poca proteína animal. Beben agua pura de los glaciares y viven en conexión con la tierra, trabajando al aire libre y en comunidad. Su modo de vida es otro ejemplo de que no necesitamos superalimentos de moda ni dietas extremas, sino volver a lo esencial, a lo simple, a una alimentación en equilibrio con la naturaleza.
No te dejes engañar por el discurso idealizado de la dieta paleolítica que demoniza los granos y pinta la agricultura como el inicio de todos nuestros males. Todo lo contrario: la agricultura fue una tecnología revolucionaria que nos sacó del hambre crónica, de la incertidumbre diaria, y nos permitió asentarnos, desarrollarnos cultural y espiritualmente.
Antes de cultivar, la humanidad vivía al borde de la extinción, yendo de un lado al otro sin otro propósito que el de subsistir. Gracias al cereal, nuestra especie no solo sobrevivió, sino que creó civilizaciones enteras. Decir que no estamos preparados para digerir granos es desconocer nuestra historia y evolución: llevamos más de 10.000 años, al menos según la historia oficial, conviviendo con ellos, y están en el centro de las culturas más longevas y sanas del planeta.
Sin embargo, no solo es una cuestión de qué comemos. El gran desequilibrio comienza cuando comemos de más. En mi opinión, uno de los grandes males físicos, mentales y espirituales del mundo moderno es el exceso. Comemos demasiado. Vemos demasiadas pantallas. Compramos de más. Hablamos sin pausa. Consumimos y acumulamos en un intento inconsciente de llenar un vacío existencial que viene de no encontrar nuestro propósito. Cuando falta dirección, llenamos ese hueco con comida, estímulos, cosas. Es un hambre del alma que nunca se sacia.
Hara Hachi Bu no es solo un principio alimentario. Es una forma de vida. Es aprender a detenerse antes de llegar al límite. Es cultivar el vacío. Es poder decir: “ya está bien”, con humildad y gratitud. No hace falta que te vuelvas macrobiótico mañana ni que elimines todos los desequilibrios de golpe. Comienza por algo muy simple: come menos. Incluso si sigues comiendo azúcar, pan blanco, ultraprocesados… come menos. Detente un poco antes. Observa tu cuerpo. Siente.
Ese primer paso, por pequeño que parezca, tiene un poder inmenso. Porque empieza a revertir el patrón de exceso, de desborde, de insatisfacción constante. Te devuelve al centro. Y desde ahí, el cambio es inevitable.
¿Y cómo hacemos para comer menos, si tantas veces comemos sin darnos cuenta?
Aquí van tres claves simples que comparto con mis alumnos del programa Camino al Bienestar y que también intento incorporar a mi vida cada día. Aunque se puede hacer mucho más y por eso en el curso profundizamos en torno al arte de comer y masticar, estas tres prácticas por sí solas ya pueden transformar tu relación con la comida: come sin pantallas, pon toda tu atención en lo que estás haciendo y mastica mucho, todo lo que puedas.
No siempre es fácil; a veces lo conseguimos y otras no, pero vale la pena mantenerlo como una meta diaria. Comer con atención plena cambia por completo la experiencia: cuando estás en calma, sin distracciones, cuando masticas con conciencia, el cuerpo se sacia de forma natural. Ese 80% de plenitud llega sin esfuerzo, sin lucha. Porque estamos diseñados para comer poco cuando estamos en paz. Solo en ese estado, el cuerpo escucha, digiere y agradece.
Estas tres claves no son simples recomendaciones, son puertas de acceso a una alimentación consciente. Si las aplicas, no tendrás que luchar contra ti mismo ni pelear con tu apetito. Cuando comes en presencia, en silencio y con atención, el cuerpo reconoce con claridad el momento de detenerse. Llegar al 80% se vuelve natural, sin esfuerzo, sin represión.
En cambio, si comes distraído, mirando una serie o revisando el móvil, te será casi imposible frenar a tiempo: la mente va por un lado, el cuerpo por otro, y el vacío se intenta llenar sin medida. Pero si sigues estas prácticas, entras en armonía con el Tao, con ese principio invisible que rige toda la naturaleza. Comer así no es solo alimentarse, es alinearse con la vida.
Tal vez hoy no cambies toda tu alimentación. Pero si puedes hacer una sola cosa, que sea esta: come hasta el 80%. Y observa cómo cambia todo lo demás.
Me encantaría que compartas este capítulo del blog con tu gente para darle la máxima difusión a esta práctica tan valiosa para cultivar la salud y la paz mundial.
Voy a aplicarlo Mariano, muchas gracias. Gracias por tu generosidad, como siempre agradecida.
No puedo lograrlo. Sigo hasta explotar!!! ♀️
Es valioso, gracias
Gracias Gracias Gracias Mariano, siempre te escucho, excelente mensaje, trato de alimentarme saludable. Bendiciones desde Argentina
Gracias Mariano ,interesante recordar tus consejos para mantenerlos en la vida diaria Gracias !!!!
Muy cierto comemos más cuando estemos distraídos y hasta decir no me entra más
Laura
Muchas gracias Mariano por compartir tan valiosa información. Yo ya lo estoy aplicando a mi vida poco a poco me cuesta un poco de trabajó pero me esfuerzo cada dia siguiendo la meta que me é puesto alcansar a recuperar mi salud y vitalidad. Y asi poder ayudar a mas personas. Ese es mi proposito de vida
Otro dato muy importante. Solo consumen 1.800 calorías diarias!!! ESE ES EL SECRETO. Saludos desde Uruguay.
Hace unos días atrás comentaste sobre el tema HABITOS. Hemos preparado y a punto de lanzar nuestro primer eBook: HABITOS ATOMICOS. Podemos enviarte un adelanto. Saludos desde Uruguay.
Muchas gracias Mariano , ya poniéndolo en práctica y no es que no lo supiera… lo triste a veces es empezar con entusiasmo y luego abandonar buenos hábitos… mantenerse consciente creo que es la base de todo lo que nos regalas..Gratitud!!!!!
Estoy tratando de tomar el habito de masticar y comer menos uso arroz integral yamani,mijo,avena,verduras
Estoy aprendiendo.Con tus mensajes.Gracias
Aca en Argentina se cerraron restaurantes macrobioticos que preparaban platos balanceados ,una pena.
Hola Mariano! Soy Ana de Argentina, Salta. Siempre escuchando y aprendiendo. Te quería preguntar por la algas que tengo entendido que están muy contaminadas. Saludos!
Llevo una alimentación,en general saludable. Alguna vez,me permito algún capricho. Me parece interesante lo de quedarse no lleno, siempre al 80%..
Me gustaría, emoezarxa llevat a cabo una alimentación Macrobiótica, q ya hice hace años, y me fué bien. Creo q poco a poco voy a ir transitando de nuevo a la Macrobiotica…
Me gustaría saber si Mariano, da algún tipo de curso…
¡Gracias por el consejo! aquí estamos tratando de tener ese hábito. Bendiciones infinitas!
Hola Francisca. Respondiendo a tu pregunta, te comento que en la escuela tenemos un programa muy interesante, se llama Camino al Bienestar, comienza el 21 de septiembre, te dejo aquí el enlace para que mires de qué se trata y te apuntes a la lista de espera: https://www.macrobioticazen.com/camino-al-bienestar
Gracias, si es tal cual, avese me parece que engulló ↕️ gracias
Gracias Mariano. Algunas veces puedo, otras veces no, tal cual como lo mencionas.
Todo suma, ésta pequeña GRAN INFORMACION!!!, VALIOSISIMA!!! Gracias
Gracias! Voy a empezar a tener conciencia alimentaria, namaste
Muchas felicidades el día de hoy y un gran año!! Desde Dallas, Texas, yummy la receta!!!
Grato por compartilhar!