El otoño nos invita a volver a la cocina.
Las noches se alargan, la luz se vuelve dorada y el cuerpo pide alimentos que reconforten, que calienten por dentro y nos devuelvan serenidad.
Cuando llega esta época, el fuego del horno se convierte en un aliado. Asar, hornear y cocinar a fuego lento son formas de volver al centro, de acompañar el ritmo natural del descenso de la energía. Por eso, este pastel de boniato, mijo y tofu —sin gluten y lleno de vitalidad— es una receta perfecta para el otoño: nutritiva, energética y a la vez ligera, con un sabor suave y envolvente.
Más que una receta, es una forma de cocinar con conciencia. Cada paso nos conecta con el ciclo de la naturaleza y con el arte culinario como alquimia: con fuego, agua y tiempo, los ingredientes más simples se transforman en medicina.
Ingredientes (molde grande, 4-6 porciones)
2 boniatos grandes (unos 600 g aprox.)
1 1/2 taza de mijo en grano (350 g)
400 g de tofu firme (escurrido)
1 cebolla grande
3 cucharadas de levadura nutricional (opcional, aporta sabor “quesoso”)
1 cucharadita de comino molido (opcional)
1 pizca de nuez moscada (opcional)
6 cucharadas de aceite de oliva
Sal marina
Semillas de sésamo o pipas de girasol, tostadas para espolvorear
(Receta naturalmente sin gluten)
Preparación
1. Asar los boniatos.
Hornea los boniatos enteros sin pelar ni condimentar a 220 °C durante 45 minutos, o hasta que estén tiernos. Puedes pincharlos con un tenedor para comprobarlo. También puedes hacerles un corte horizontal y apoyarlos en la bandeja con la piel hacia abajo, si quieres que la cocción vaya más rápido. Cuando estén cocinados, descarta la piel e introduce el boniato en un recipiente grande para hacer la mezcla con los otros ingredientes.
2. Cocer el mijo.
Lávalo bien en agua caliente. Ponlo en una olla con 3 tazas de agua y 5 g de sal marina. Cocina a fuego medio-bajo durante unos 25 minutos, hasta que absorba el agua y quede cremoso y compacto. Reserva.
3. Sofrito base.
En una sartén, sofríe la cebolla picada con 3 cucharadas de aceite de oliva hasta dorar, aproximadamente unos 10-15 minutos. Luego añade sal marina, los condimentos y el tofu cortado en tiras muy finas. Cocina con tapa durante 15 minutos más a fuego bajo-medio.
Si tienes mucho frío interno o tendencia a pies y manos frías, puedes hervir previamente el tofu 30 minutos antes de usarlo. Así equilibras su energía más yin y lo vuelves más digestivo y más yang. O puedes reemplazarlo por pescado blanco cocinado y desmenuzado.
Y si prefieres una versión totalmente vegetal y sin tofu, puedes sustituirlo por una taza de azukis cocidas: aportan calor, fuerza y profundidad al plato.
4. Unir la mezcla.
En un bol grande, combina el sofrito con el boniato asado y el mijo cocido. Añade la levadura nutricional y las otras 3 cucharadas de aceite. Mezcla bien hasta obtener una textura densa y moldeable (el mijo actúa como aglutinante natural junto al boniato).
5. Montar el pastel.
Forra un molde con papel vegetal o directamente vierte la mezcla sobre la bandeja, presionando con una espátula para compactar. Espolvorea semillas de sésamo o pipas tostadas por encima.
6. Hornear.
Cocina a 180 °C durante 30-35 minutos, hasta que la superficie se vea dorada y firme.
7. Reposar.
Deja enfriar al menos 15-20 minutos para que compacte más y sea más fácil manipularlo. El pastel quedará firme, jugoso y se cortará en porciones perfectas. Hay palas de madera de punta cuadrada para que puedas cortar las porciones sin dañar la bandeja.
Puedes servirlo con una sopita de verduras que tomaremos previamente al pastel.
Es perfecto para llevarlo al trabajo.
Puedes ponerlo encima de una loncha de pan integral de Mariano, o sea mi pan y queda un «tapa» espectacular para cuando tengas visitas.
Lleva tiempo hacerlo porque las cocciones son algo largas y son preparaciones separadas, pero merece la pena el tiempo invertido.
El boniato nos conecta con la tierra. El mijo fortalece el sistema digestivo y aporta serenidad mental. El tofu estabiliza la energía, aunque puede sustituirse por azukis si necesitamos más calor interno. Juntos, crean una combinación perfecta para el otoño: cálida, nutritiva y con ese toque dulce que el cuerpo agradece cuando el frío empieza a asomarse.
Cocinar así no es solo alimentarse: es una forma de volver a casa, de escuchar al cuerpo y acompañarlo en su cambio de estación.
Podemos hacer una variante: calabaza o zanahoria en lugar de boniato.
Y podemos hacer este pastel también durante todo el invierno e incluso la primavera.
El arte culinario es también alquimia: con fuego, agua y tiempo, los ingredientes más simples se convierten en medicina. Cuando cocinamos en sintonía con las estaciones y los ciclos de la naturaleza, el cuerpo encuentra su equilibrio y la mente descansa. Todo se vuelve más fácil y más saludable. No lo olvides nunca.
Pura vida, Namasté, queridos seres infinitos, todos tan queridos por mí y que me acompañáis generosamente en este camino apasionante del bien, la verdad, la luz, la gratitud y la salud infinita.
Muchas gracias Mariano, tengo tofu que compré precisamente ayer y estuve mirando recetas para prepararlo, la tuya me viene caida del cielo.
Muchas gracias. Feliz domingo.
Feliz domingo Mariano, familia y toda la comunidad macrozenes! Me encanta la receta, muchas gracias! Es fácil para manipular y llevar al trabajo, sin derrames etc, soy fan del boniato y de las recetas otoñales ❤️
Gracias Mariano. Lo probaré
Gracias Mariano,me cuesta seguir al pie de la letra tus consejos alimenticios pero poco a poco los voy integrando
Eres un ser tan generoso!!!!!!
Conseguirás que este mundo cambie para bien
Un fuerte abrazo para ti y familia
Muchísimas gracias Mariano, voy a hacerlo, y voy a hacerlo en todas las variantes distintas que has comentado, para ver cual me sienta mejor.