Un participante de mi programa Camino al Bienestar me ha inspirado esta mañana y por eso quiero hablarte de algo incómodo… pero verdadero.
Algo que, si lo comprendes de verdad, cambia tu vida para siempre:
crear tu realidad depende de ti.
Lo que hoy vives —tu salud, tu energía, tu ánimo, tus relaciones, tu claridad mental— no es casualidad.
Es el resultado de miles de decisiones, hábitos, pensamientos y pequeñas acciones que sembraste en el pasado.
Como explico en mi libro El Yoga de los Alimentos:
toda experiencia tiene una causa, una semilla que la generó.
Y si no te gusta el fruto… no sirve de nada pelear con el árbol.
Lo que necesitamos es mirar la raíz.
Pero mirar la raíz requiere algo que casi nadie quiere asumir:
esfuerzo.
No un esfuerzo tenso, rígido o machacón.
Sino ese esfuerzo amable y consciente que dice:
“No voy a rendirme. Hoy me elijo.”
Vivimos cargando creencias, hábitos y rutinas que nunca elegimos.
Muchos vienen de la infancia, otros los imitamos sin darnos cuenta, otros los creamos para sobrevivir emocionalmente.
Pero llega un momento de la vida en el que uno debe tener el coraje de desaprender.
Desaprender lo que no te hace bien.
Desaprender lo que te roba energía.
Desaprender los patrones que te llevan a repetir sufrimientos evitables… (encima del sufrimiento inevitable de estar vivos, que ya es suficiente).
Desaprender no es destruir.
Es dejar espacio para florecer.
Y sí, es incómodo.
Cambiar hábitos lo es.
¿A quién le apetece, de entrada, masticar 50 veces cada bocado?
¿O dejar los ultraprocesados cuando son tan “prácticos”?
¿O abandonar los rollos mentales que nos mantienen atrapados en bucles interminables?
(Como ese momento en que tu mente te propone resolver la vida entera mientras lavas los platos. Qué manía).
Pero lo que es cómodo no siempre es lo que te conviene.
Y lo que exige esfuerzo, muchas veces es lo que te permite crearte de nuevo.
Si queremos experimentar un pedacito de cielo en la Tierra —esa paz, esa fuerza, esa claridad que nace de un buen estilo de vida— necesitamos comprender algo esencial:
lo que hacemos hoy es la causa de lo que viviremos mañana.
Puedes rastrear cualquier situación actual hacia atrás.
Casi siempre encontrarás una decisión, un hábito, una renuncia, un miedo o una comodidad que sembró esa semilla.
• ¿Te falta energía? Mira cómo duermes, cómo comes, cómo respiras.
• ¿Te falta claridad? Mira qué alimentos consumen tu enfoque.
• ¿Te sientes perdido? Observa los microhábitos que construyen tu día.
• ¿Te repites emocionalmente? Encuentra la creencia antigua que sostiene ese patrón.
Nada ocurre “porque sí”.
La vida siempre responde.
Y tú tienes dos opciones:
crear la semilla…
o vivir del fruto que te toque.
¿Por qué no cambiamos, si sabemos lo que nos conviene?
Buena pregunta.
De hecho, la pregunta.
Si sabemos que ciertos hábitos nos llevan a la salud,
si sabemos que ciertas decisiones nos traen armonía…
¿por qué no las tomamos?
¿Será que no queremos esforzarnos?
¿Será miedo a no sentirnos capaces?
¿Será que en el fondo creemos que no lo merecemos?
¿Será que de niños nos dijeron que “no llegaríamos muy lejos” y todavía nos lo creemos?
¿Será que nunca imaginamos de verdad la versión luminosa que podríamos llegar a ser?
Cambiar da miedo.
Pero más miedo da quedarse igual.
Existe un método que llevo años enseñando.
Un método que probé en mí primero, en mis momentos más difíciles, cuando necesitaba reconstruirme desde dentro.
Y he visto cómo transforma vidas de formas que a veces parecen milagros:
• gente que estaba en silla de ruedas… y volvió a andar,
• personas con sobrepeso que hoy viven en su peso natural,
• personas que dependían de fármacos y dejaron de necesitarlos,
• personas que se levantaban sin energía y hoy se despiertan con fuerza, entusiasmo y claridad.
No soy yo.
Es el método.
Son las herramientas.
Es el compromiso de quienes deciden crear su realidad.
Tu vida depende de ti, no del azar
La felicidad no cae del cielo: se cultiva.
La serenidad no aparece por magia: se entrena.
La salud no llega por suerte: se construye.
Y todo empieza con un pequeño movimiento:
una decisión.
Una decisión que diga:
“No voy a esperar a que la vida cambie.
Voy a empezar a cambiarla hoy.”
Porque si tú no creas tu realidad…
tu realidad te creará a ti.
Y probablemente no te gustará el resultado.
Cada día, con amor y paciencia, puedes sembrar una semilla diferente.
Una que mañana dará un fruto que te llene de bienestar. Aunque, por experiencia, el bienestar se va alcanzando en pequeñas dosis con nuestros pequeños esfuerzos, a lo largo del camino.
Hoy tienes ese poder. Hoy puedes elegirte.
Te mando un gran abrazo de oso yogui.
Pura vida, Namasté.
Mariano















































