¿Y si un día te das cuenta de que la vida que construiste con tanto esfuerzo ya no es la vida que quieres vivir?
Eso fue exactamente lo que nos ocurrió.
Vivíamos en La Nucía, provincia de Alicante. Habíamos comprado una casa, la reformamos con cariño, la dejamos bonita, cómoda, “perfecta”. En teoría lo teníamos todo. Pero por dentro algo empezaba a inquietarse, como una semilla empujando la tierra desde abajo. A veces el alma se expresa así: no grita, no exige, apenas susurra. Y si uno hace silencio… lo escucha.
En nuestro caso, la llamada interior fue clara: movernos, respirar, cambiar de ritmo, salir al mundo, hacer espacio para lo nuevo. Así que en el verano de 2024, Carolina, los niños y yo cerramos la puerta de aquella casa recién terminada y nos lanzamos a viajar un año en caravana.
No sabíamos el destino. Solo sabíamos que ya no podíamos seguir donde estábamos. Lo curioso es que, sin darnos cuenta, ese viaje exterior era también el inicio del viaje interior del que hablaba Jung: la individuación, ese proceso profundo por el cual una persona deja atrás máscaras, expectativas heredadas y viejas identidades para convertirse en quien realmente es.
Recorrimos España y Portugal, hicimos homeschooling —educación sin paredes, al ritmo del mundo—, vivimos en granjas, conocimos a personas peculiares, escuchamos historias únicas y experimentamos formas de vida completamente diferentes. Y en ese movimiento, sin que nadie lo anunciara, algo dentro de nosotros también se transformaba. En los viajes largos, lo que se mueve no es solo el cuerpo. Se mueve la conciencia. Caen personajes que ya no encajan, aparecen sombras que pedían luz desde hace años y brotan fuerzas internas que estaban dormidas. La individuación no se estudia: se atraviesa.
Cuando se acercaba el otoño estábamos en Asturias y comenzamos a bajar por Portugal. Al llegar al sur sentimos que, para pasar el invierno, necesitábamos un lugar cálido, aunque nuestro plan era retomar la caravana en abril.
Entonces alguien nos habló de La Herradura, en la Costa Tropical de Granada: un pueblo entre el mar y la montaña, con un clima suave, una comunidad internacional enorme de familias que hacen homeschooling y una luz que enamora. Llegamos en noviembre… y no nos fuimos. Lo que iba a ser una parada temporal se convirtió en hogar.
Andalucía nos atrapó con una mezcla de sencillez, profundidad y humanidad difícil de explicar. Y descubrimos algo más íntimo: estábamos cerca de Soportújar, el pueblo de las brujas en las Alpujarras, donde nacieron mis abuelos maternos. Visitar su antigua casa —aunque ya no es de la familia— fue un momento de esos que cierran círculos. Carolina también tiene raíces andaluzas. Tal vez por eso sentimos que algo antiguo nos llamaba de vuelta.
Nuestros hijos están felices en la escuela del pueblo y quieren quedarse hasta terminar la secundaria. Y nosotros también.
Más allá de nuestra historia, lo esencial es la reflexión que puede despertar en ti.
Jung decía que la vida se vuelve hueca cuando dejamos de escuchar la llamada interior. Esa llamada aparece como una incomodidad suave, un “esto ya no soy yo”, un deseo aplazado durante años, una intuición persistente o la sensación de estar viviendo una vida demasiado pequeña para quien te estás convirtiendo.
¿Qué parte de tu vida se ha quedado estrecha?
¿Qué deseo profundo llevas tiempo ignorando?
¿Qué máscaras sigues usando para encajar?
¿Qué te está pidiendo la vida que aún no te atreves a reconocer?
¿Qué viaje interior necesita iniciar tu alma?
Mientras nosotros viajábamos entre montañas, carreteras silenciosas y amaneceres nuevos, yo seguía acompañando a muchas personas en su propio proceso de redescubrimiento. A veces me impresionaba la sincronía: mientras nosotros viajábamos hacia fuera, ellos viajaban hacia dentro.
Veía cómo sanaban heridas, transformaban su relación con la comida, recuperaban hábitos de sabiduría y empezaban a escucharse de verdad. Entendí entonces que todos recorremos, de una manera u otra, el mismo paisaje invisible.
Durante ese año sentí la necesidad de escribir. Así nació este blog, El viaje de la vida macrobiótica. No quería limitarme a compartir recetas: quería contar la alquimia interna que ocurre cuando uno se atreve a cambiar de vida.
Con el tiempo, estos capítulos se convirtieron en la semilla de la novela autobiográfica que estoy escribiendo ahora, una continuación íntima de este diario: mezcla de filosofía, ficción, recetas, meditaciones y vida en la carretera. Un libro nacido del viaje… que habla, en realidad, del retorno a uno mismo.
Hoy vivimos en La Herradura, pero sigo acompañando —a distancia y en grupos— a personas de muchos lugares de España y Latinoamérica que desean ordenar su vida desde dentro: mejorar sus hábitos, transformar su relación con la comida, recuperar la fisiología y descubrir claridad interior. El Camino al Bienestar me permite guiar procesos profundos de cambio sin importar dónde viva cada persona, uniendo macrobiótica, conciencia, orden y herramientas terapéuticas que he experimentado durante años. Es un trabajo precioso: ver cómo, paso a paso, la vida de cada uno empieza a alinearse con quién realmente es.
Si sientes que ha llegado tu momento de transformación, de escuchar la llamada interior, de buscar equilibrio, bienestar y autenticidad:
Te invito a unirte a la edición del Camino al Bienestar, apúntate a la lista de espera haciendo clic aquí
Te mando un gran abrazo de oso yogui. Gracias por leerme y espero que este texto te mueva algo en ti para que viajes con más conciencia hacia el interior de nosotros mismos, donde habitan todas las respuestas que necesitamos conocer.
¿Estás habitando la vida que realmente deseas… o solo la vida que un día construiste?
Pura vida, Namasté.
Mariano.















































Preciosa historia. Nosotros también hicimos homeschooling un año y fue exactamente como dices: el viaje exterior fue la excusa para hacer el viaje interior. Me tocó mucho la parte de volver a las raíces en Soportújar. A veces la vida nos lleva ‘de vuelta’ para mostrarnos algo nuevo. Gracias por tanta sinceridad
Gracias por este capítulo, Marianooooooo!!!. Hoy me quedo con estas preguntas que nos regalas. Me ayudaron a ver que llevo tiempo viviendo desde la inercia. Me llevo a mi cuaderno: ¿qué parte de mi vida se quedó pequeña? Siento que este texto llegó en el momento exacto
Queé identificada me sentí con este capítulo, Mariano. Hace tiempo que noto esa incomodidad suave que mencionas… esa sensacion de que la vida que llevo ya no está alineada con quien soy. Leer tu proceso me ayudó a ponerle nombre a algo que no sabía expresar: individuacicion. Gracias por mostrar que escuchar la llamada interior también es un acto de salud