El chucrut, ese repollo fermentado de origen alemán, es mucho más que una guarnición con sabor agrio. Es una pequeña revolución silenciosa en tu cocina.
Un alimento que no se cocina, no se refina, no se acelera: se transforma.
En un mundo donde todo parece tener prisa, los fermentados nos devuelven al ritmo de la Tierra. Nos enseñan que la vida, para multiplicarse, necesita tiempo, quietud y un entorno adecuado.
Por qué hacer tus propios fermentados
Preparar fermentados caseros no es solo una moda saludable. Es recuperar una sabiduría ancestral. Nuestros abuelos ya fermentaban sin saber de probióticos ni microbiota: lo hacían porque intuían que algo vivo ahí dentro los mantenía vivos a ellos.
Los fermentados regeneran la flora intestinal, fortalecen el sistema inmunológico, aportan enzimas digestivas, vitaminas B y C, y un ejército de microorganismos beneficiosos que actúan como pequeños guardianes en tu interior.
Y hay más:
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Regeneran la flora intestinal. Restaura el equilibrio de bacterias buenas y mejora la digestión.
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Ricos en minerales y vitaminas. Son una fuente natural de enzimas, vitamina C y del grupo B.
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Fortalecen el sistema inmunológico. Las bacterias vivas te protegen desde dentro.
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Neutralizan el deseo de azúcar. Su sabor ácido regula el paladar y evita los antojos.
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Depuran el organismo. Ayudan a eliminar mucosidades y toxinas acumuladas.
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Nutren el aparato digestivo. Alimentan la mucosa intestinal y mejoran la absorción.
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Estimulan el apetito en niños. Su sabor intenso despierta el gusto natural por lo vivo.
Receta de chucrut natural
Lo primero que debes saber: no vas a tener que cocinar.
Y no, no necesitas comprar ningún utensilio raro de laboratorio. Solo col, sal marina y un frasco de vidrio.
Ingredientes
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1 kg de col o repollo
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15 ml (1 cucharada colmada) de sal marina
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Hojas de col enteras para cubrir
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Un frasco grande de vidrio
Elaboración
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Lava la col y guarda algunas hojas para tapar al final.
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Corta la col muy fina y colócala en un recipiente grande.
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Añade la sal marina y masajea con fuerza, como si dieras un masaje shiatsu a alguien que lo necesita urgentemente.
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Aprieta hasta que la col empiece a soltar su jugo. Esa agua natural es oro líquido: no la deseches.
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Llena el frasco con la col, compactando bien para que no queden huecos de aire. Que quede bien lleno el frasco, que no quede aire. Cierra ajustando bien la tapa.
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Deja fermentar 3-5 días en un lugar fresco y oscuro, a menos de 18 °C, con un recipiente tipo bandeja debajo. Saldrán gases, mal olor y líquido (eso es el yin que no queremos). Luego limpia el bote, ciérralo bien y deja que siga su proceso durante un mes.
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Después, ábrelo… y disfruta del milagro de la vida.
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10 razones para chucrut
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No se cocina (¡por fin una receta que se hace sola!).
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Es baratísimo.
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Es casi imposible encontrar uno tan puro en tiendas.
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Se prepara en 15 minutos.
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Regenera tu flora intestinal.
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Limpia y fortalece tu organismo.
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Ayuda a mejorar dolencias como artritis, acidez, acné o reuma.
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Está delicioso.
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Da color, textura y sabor a cualquier plato.
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Aporta un toque crudo pero sin enfriar demasiado el cuerpo.
Eso sí: tendrás que esperar un mes para probarlo.
Y eso, en sí mismo, es otra lección. Porque cuidar un fermento es como cuidar una planta: lo miras, lo observas, esperas… y aprendes paciencia.
Más allá del repollo: la alquimia de lo vivo
Los fermentados no solo regeneran el intestino: también transforman la mente.
Mientras la col se convierte lentamente en chucrut, tú también cambias: aprendes a confiar en la naturaleza, en los procesos invisibles, en el poder del tiempo.
Y si te animas a experimentar, puedes probar combinaciones maravillosas: col lombarda con zanahoria y remolacha, nabo con jengibre, o incluso rábanos con alga arame. Cada uno con su color, su carácter y su energía.
En macrobiótica, los fermentados equilibran la energía yin y yang del cuerpo. Desbloquean tensiones, aportan claridad mental y nos reconectan con la sensación de estar vivos.
Un alimento con propósito
El chucrut no es un simple “acompañamiento”: es medicina cotidiana.
Ayuda a depurar toxinas, potencia los lactobacilos naturales, combate la inflamación y mejora desde la digestión hasta la piel. Incluso regula el estado de ánimo, porque cuando el intestino está en paz, el corazón también lo está.
Mi sueño es que cada vez más personas vuelvan a la cocina viva: preparar, fermentar, cuidar y compartir alimentos que nos hagan bien. Porque comer saludable no es una moda: es un acto de consciencia.
“Cuidar un fermento es un acto de paciencia y amor: mientras la col se transforma en chucrut, tú también te transformas.”


















































Gracias de nuevo Mariano
Muchas gracias por la receta de chucrut, llevaba tiempo deseando prepararlo.un abrazo